Ser usado por Dios es una verdadera bendición, pero ¿cómo funciona exactamente? ¡Aquà hay algunas cosas para recordar!

Dios te quiere a ti. Lo hace. He escuchado a mucha gente decirme: "¿Por qué Dios me necesitarÃa, soy irrelevante en comparación con Él?" No digo que nos acerquemos a Su majestad, pero Él nos necesita. Necesita usarnos. Sin embargo, la diferencia cuando Dios nos usa y cuando las personas nos usan es que, con la gente, la mayorÃa de las veces, una persona sale victoriosa y la persona usada queda vacÃa, avergonzada y perdida.
Pero con Dios, hay tres vencedores al final. Primero, Su nombre y poder son glorificados, la persona con la que hablamos es levantada de la oscuridad y salvada, y finalmente nosotros, los que fuimos utilizados, somos bendecidos. La bendición viene en muchas formas y formas, y viene inmediatamente en alegrÃa, contento, amor y crecimiento, pero también viene en bendición con el tiempo: de provisión, recompensas y fortaleza. Y a su vez, muchas veces, Dios usa a alguien más cuando caemos en una necesidad. Y luego el ciclo comienza de nuevo.
Como puede ver, Jesús usándote no es el mismo concepto que cuando se trata de personas: es algo bueno. De hecho, es algo extraordinario.
SÃ, Dios es misericordioso y generoso y nos bendecirá. Aún asÃ, no es esto lo que deberÃa ser nuestra intención detrás del uso, simplemente debemos tratar de complacerlo. Porque cuando complaces a Dios, toda tu vida se alinea con Su poderoso nombre en el centro y es cuando todo comienza a convertirse en una indestructibilidad tan grande, que tu personaje eventualmente se convertirá en alguien como Cristo mismo.
Déjame preguntarte esto: cuando comes un delicioso plato de sopa, luego te levantas, lleno y satisfecho, y hablas de eso, ¿qué es lo que complementas? La sopa, por supuesto. ¿Hablas del brillo de bronce de la vajilla o de lo suave que se siente la cuchara en tu lengua? ¡No! Incluso la noción de eso me está haciendo sonreÃr porque es ridÃculo. Lo que importa es la comida. El propósito de la cuchara es alabado y glorificado: lo que hizo (satisfacerte) y cómo lo hizo (deliciosamente).
Lo mismo cuenta para Dios: cuando nos usa, lo que normalmente se alaba en la vida de una persona es la gracia y el amor de Dios al ayudarnos a decir y hacer las cosas correctas. Para mÃ, uno de esos serÃa hace unos años cuando estaba en Australia para una Conferencia Creativa y de Adoración Hillsong. Estábamos en el medio del servicio. HabÃa venido a esa conferencia con tantas preguntas para que Dios las respondiera: una de ellas era una muy antigua sobre mi carrera como escritor. HabÃa estado orando para que escribir fuera una buena opción de futuro para mÃ. Y siempre alabo a Dios por ese dÃa cuando usó a una mujer detrás de mà (total desconocido) para tocarme en el hombro y decirme que Dios quiere que siga escribiendo porque quiere usar mis habilidades de escritura para Su gloria algún dÃa.
Hasta este momento, alabo a Dios por preocuparse por cada parte de mi vida. ¿Y qué es lo más importante para mà sobre este evento? Lo que Dios me dijo y cómo lo hizo. ¿Sé quién era la mujer? ¿Qué comió ella en el desayuno? ¿De dónde era ella? ¡Ni siquiera sabÃa su nombre! Lo que intento decir es que sÃ, esas personas deberÃan ser apreciadas por escuchar a Dios y actuar en consecuencia, pero no se trata de ellos, se trata de la comida que una persona necesita en ese momento de sus vidas: y qué es una alegrÃa ayudar a alguien a comer lo que su Padre ha preparado para ellos.
Toda mi vida, siempre he deseado complacer a Dios. Me habÃa salvado de mà mismo y de la oscuridad de este mundo que nunca quise olvidar mi gratitud. Al hacerlo, me golpeé la cabeza varias veces en la vida, solo porque estaba demasiado emocionado y corrà por delante de cosas para las que no estaba preparado. Pero al final, mi Padre Celestial se acercó a mÃ, me miró la rodilla raspada, la curó y me ayudó a caminar de nuevo: esta vez más fuerte y más estable que antes.
Pero al final del dÃa, mientras estemos aquÃ, seguimos siendo humanos. Y estamos, naturalmente, orgullosos. Especialmente cuando logramos y conquistamos, otras personas lo notarán y lo glorificarán. Y cuando eres adorado, estás orgulloso. Es inevitable. Incluso las personas más humildes tienen orgullo. Y el orgullo es bueno e importante tener. Lo necesitamos. Pero es donde lo colocamos lo que importa.
Con Cristo en la mezcla, esto se vuelve aún más peligroso porque Dios no es un ser fÃsico que es famoso y tuiteará "dije esas palabras, no ella" para proteger su reputación, cuando una entrevista de una mujer que predice el futuro se vuelve viral. Dios nos confÃa su poder. Y nos lo da de varias maneras y dones del EspÃritu.
Y si lo piensas, parece una gran responsabilidad. Y es. Pero mientras lo tomemos en serio, Él nos ayudará y nos dará la sabidurÃa para saber qué hacer con él. Pero con demasiada frecuencia solo queremos tener razón, solo queremos un poco de crédito y nuestras bocas hablan antes de que el EspÃritu nos diga que lo hagamos.
1 Corintios 12 nos dice que somos como el cuerpo de Cristo, cada uno de nosotros un miembro igualmente vital del cuerpo, nadie es más o menos importante. Pero este mundo siempre nos tiene juzgándonos y comparándonos con nuestras hermanas y hermanos como si fuera una carrera. Como si fuera una competencia sobre quién es más cristiano. Todas las instituciones en este mundo de alguna manera han logrado crear competencia para quienes lo practican, incluso la religión. Pero esa es la buena noticia, supongo: Cristo no vino a vendernos religión. Él vino para darnos vida y hacernos nuevos nuevamente. Él vino para cambiar nuestras vidas para mejor y para traer el emocionante EspÃritu Santo a una vida de vacÃo aburrido.
A través de alguna experiencia personal, Dios me ha mostrado lo que sucede cuando nos interponemos en su voluntad. Él nos necesita pero no depende de nosotros. Si no tiene cuidado, ese orgullo puede hacerse cargo y hacernos sentir que Dios no puede hacer lo que quiere hacer sin nosotros. Pero si te niegas, ¿sabes lo que hará? Simplemente encontrará a otra persona o forma de hacerlo. Y nos quedamos humillados y avergonzados, perdiendo su destino para nuestras vidas y todas las bendiciones que habÃa preparado. TodavÃa somos nosotros los que estamos perdidos, no Dios. El único problema es que a veces solo hay una oportunidad para una persona especÃfica y si las personas se interponen en el camino o intentan controlar la situación por sà mismas, puede perderse una bendición en ambos extremos.
1 Tesalonicenses 5:19 dice que no debemos "apaguéis el EspÃritu", lo que significa que no intente reducir su poder o extinguir su autoridad. Dios puede estar tratando de usar a alguien en su iglesia o en su vida, o en su grupo de amistad, para ayudar a otro o para ayudar a más de una persona. Pero no es nuestro lugar decirles que dejen de hablar de Cristo o que dejen de orar o de dejar de alentar a alguien en el espÃritu, o incluso que les den algo tan pequeño como un empujón.
Al final del dÃa, es el trabajo de Dios lo que estamos haciendo, y cada persona responde a Dios cuando se trata de ser utilizado, no a otras personas. Por supuesto, cuando alguien en la iglesia está evidentemente equivocado o hablando en contra de la Palabra de Dios, esa es una situación diferente. En momentos de malas intenciones, debemos responder a Dios.
En algunos casos, otra forma en que puede ser utilizado es que el EspÃritu Santo se apodere de su lengua y sabidurÃa y lo ayude a embellecer lo que alguien más ha dicho. Se expande aún más en la oración o el punto de otra persona (lea más sobre cómo experimentar las obras del EspÃritu Santo aquÃ), asà que no tenga miedo de hacer eso. Sin embargo, esas son intenciones de pureza junto con la intención mutua de agradar a Dios juntos y servir al pueblo de Dios. Nuestras intenciones son tan importantes como nuestras acciones. Porque si la intención era porque querÃas algo del crédito por el milagro que ocurrió, o si tu nombre es más importante para ti que esta otra persona que solo ha conocido a Dios por unos meses: entonces no estás en contra de eso persona, estás parado contra Dios y lo que Él quiere hacer.
Todo esto puede venir con un mensaje subyacente algo duro, pero Dios me inspiró a escribir esto debido a su vitalidad. Quiero alentarlo a que continúe buscando la voluntad de Dios, que desee ser utilizado por Él más y que tenga el valor de escuchar cuando Él quiera usarlo: todo para que pueda presenciar lo que Dios puede hacer a través de usted, por usted en ti. Ruego que a través de Él, podamos tener las intenciones y acciones puras que necesitamos para complacerlo. Y a cambio, vive la vida de Cristo, llena del EspÃritu que Él ha preparado para nosotros.